Si miramos hacia atrás en la historia, reconocemos que a lo largo de los siglos Fartaritx ha nutrido a sus habitantes, abarcando sus necesidades al proporcionarles un entorno espiritual y físico que permitía la supervivencia en la subsistencia. Las comunidades que vivieron aquí fueron capaces de encontrar todo lo que la naturaleza les proporcionaba para perseverar como individuos, comunidades y sociedades en tiempos de cambio. Fueron capaces de comprender las antiguas leyes de la vida en un lugar donde a lo largo de los siglos lo nuevo se ha establecido sobre lo antiguo. 

Lo que hemos aprendido de la historia de nuestra granja, de sus árboles centenarios, de sus saltos de agua, de sus flores, de sus abejas y de sus cabras, queremos compartirlo con aquellos que tengan curiosidad por escuchar y descubrir la sabiduría en la que basarnos para seguir siendo resilientes en los tiempos venideros. No podemos progresar saludablemente como sociedad a menos que volvamos a conectarnos en equilibrio, cooperación y armonía con la naturaleza mientras utilizamos nuestros conocimientos modernos para mejorar las condiciones de vida.

Creemos que hay algo verdaderamente profundo en vivir en Fartaritx, percibimos este santuario natural como un espacio que puede proporcionarnos una perspectiva diferente para la interacción social, la convivencia y la supervivencia, perspectivas que queremos compartir con aquellos que buscan alternativas saludables al modo de vida actual. 

El secreto es la paciencia, como el ritmo de la naturaleza. Tenemos que hacer hincapié en la necesidad de la empatía, la equidad con la naturaleza y los demás seres vivos. Con nuestro trabajo y dedicación queremos plasmar la esencia de Fartaritx, nuestra vida en este santuario natural de montaña donde el sonido del silencio tararea una melodía de armonía y paz.